WAVE MOTION – VICTOR BEATS

VICTORBEATS, estudiante de filosofía, nacido en Barcelona el 2001. Criado en la dualidad que pretende romper el postmodernismo, vive a caballo entre su ascendencia norteamericana y un contexto mediterráneo. Su pintura es la mirada de quienes nacieron a principios del último siglo. Detonado por un brote psicótico en su adolescencia, Victor se volcó en dibujar el mundo que habita. Un mundo con varias capas que combinan lo real y lo representado -imposible de diferenciar para quien experimenta la psicosis-.

“La verdad es el error que escapa del engaño y se alcanza a partir de un malentendido”.

Jacques Lacan.

El artista, desde esta premisa, establece un juego creativo a través de las capas de pintura. Cada nivel de lo real es una capa de pintura. Añadiendo una sobre otra representa los distintos planos (lo verdadero y lo imaginario) que en el cuadro se funden en la unidad. Sólo así, a través de la mezcla y la confusión de unos y otros, se llega a entender el todo.

Esta obra, empapada de pluralismo y diversidad, es fruto de una expresión genuina. Desde el estado de flujo y una intuición pura Victor pinta los conflictos actuales del color de sus emociones.  Su estética trash y psicodélica se combina con sus referencias de la cultura urbana estadounidense de finales de los 90. Victor dibuja sobre los cartones que aquellos utilizaban para cobijarse del frío.

Wave Motion” entendido como “Moción de Olas” es una alusión al taoísmo, referenciando su camino al del Tao, una vida en constante movimiento y cambio.

Esta primera exposición del artista es un fiel reflejo de su esencia. Se construye sobre tres pilares en los que se fundamenta su trabajo: Lo filosófico, lo político y lo espiritual. Las tres vías están presentes en la obra en su proporción adecuada, como lo están la mente, el cuerpo y el alma en la vida.

Cada uno de los cuadros, que nace de una primera emoción, va acumulando sobre el cartón brochazos del subconsciente hasta cerrar un mensaje que Victor lanza contra al espectador.

Hay una sutileza y una ironía ácida entre las capas de acrílico. Una llamada de atención que invita a reflexionar a quien contempla la obra, escondida tras un doble sentido afilado que atraviesa los prejuicios y rezuma libertad.