JAVIER LEÓN. TEMPUS-SPATIUM

Este proyecto reflexiona en torno al concepto de tiempo como construcción mental y lo plantea como elemento físico susceptible de ser acumulado. Para ello, Javier León trabaja la idea filosófica de la Simetría “Li”, que hace referencia a la razón subyacente en el orden de la naturaleza tal y como se refleja en su forma orgánica. Este orden o “geometría natural” es generado de manera espontánea en el mundo físico y puede verse, por ejemplo, en la corteza de los árboles, en las formas de las dunas de arena, en la formación de patrones en las grietas de la arcilla seca o en las ondulaciones de la superficie del agua.
En la serie “Cydonia”, sus piezas buscan capturar los patrones geométricos subyacentes generados por un continuo “work in progress”, en un paralelismo a aquellos creados por la naturaleza, que nos habla de un proceso temporal en constante cambio. Se trata de una suerte de paisaje mental de surcos y ondulaciones sinuosas, surgidos de un proceso de trabajo que genera, de manera ordenada a la vez que aleatoria, estratos de trozos de papel, desarrollando una lógica volumétrica orgánica.
Javier busca en su obra lógicas internas donde la acumulación de trozos o tiras de papel dan como resultado patrones de repetición similares, encontrando una coherencia que se aproxima a patrones de la naturaleza. Se trata de un trabajo concienzudo, metódico y detallista. Riguroso tanto en la facturación como en el proceso de trabajo.
Para la obra que se presenta en este proyecto, utiliza papel japonés industrial elaborado a base de pulpa de fibra de cáñamo de Manila. Es resistente al agua y duradero, en comparación al extraído de la celulosa, por lo que le permite al artista tener suficiente firmeza para desarrollar de forma tridimensional elementos de papel que se despegan de la superficie del cuadro y a la vez es suficientemente fino como para poder investigar efectos lumínicos y transparencias. Necesita partir de un material poroso y translucido a partir del cual construye lo que él considera una poesía de resonancia. Para Javier es de suma importancia las capacidades expresivas del propio material empleado, manteniendo un equilibrio entre la manipulación y el respeto por sus características intrínsecas.
Su obra es la consecuencia de un proceso de trabajo entendido como ritual vital diario, donde se generan ciclos de creación y elaboración que se repiten y describen un espacio temporal que se condensa en sus cuadros. Quizás una manera de conectar con ritmos temporales universales.