Juan Schlosser

Nuestra apuesta por Juan Schlosser (1981) nace de la más genuina admiración por su trabajo. Llegó a nosotros sin intermediarios ni recomendaciones de por medio. Fue su peculiar mirada sobre el mundo, representada en sus fotografías y esculturas, la que nos asombró y nos llevó a apostar por él. Más tarde y, casi por casualidad, descubrimos que aquel joven introvertido y desconocido era hijo de Adolfo Schlosser, figura de referencia del arte del SXX. Juan tuvo como maestros a su padre y a la inquietud artística vivida en su casa, que le llevó a viajar por medio mundo y a reflejar con su obra “su momento”: la naturaleza, los problemas sociales y ecológicos, el movimiento okupa, el no dar importancia al medio sino al contenido, el saber escuchar, el no pretender ser entendido, la no importancia de la durabilidad de la obra… Todo ello lo plasma, a pesar de su juventud, a través de “sus mandalas”,con madurez e inteligencia.