HAIDÉ COSTA | BINOMIS

El binomio, en términos hípicos, hace referencia a la compenetración persona-équido. Ambos se mueven como uno solo, trabajando en armonía y entendimiento sutil: las ayudas (que es como se llama la forma en que la amazona se comunica con la yegua) no se notan a la vista de quien observa.

Esta compenetración es fruto, en parte, de la gran sensibilidad del caballo en la percepción de nuestras propias emociones. La simbiosis que se crea entre los dos seres nos interpela no sólo sobre la relación de los animales con las personas y nuestra conexión con ellos, sino también sobre la condición humana y nuestra propia relación con todo aquello que nos rodea: la madre naturaleza y la sociedad.

La idealización del caballo galopante a través de campos inalcanzables, como símbolo (que no realidad) de libertad absoluta y libre albedrío, es espejo de nuestra propia existencia. Por eso la autora los retrata a sus caballerizas con las crines trenzadas, como sutil recordatorio de la aquiescencia a la dominación social y sumisión a los roles establecidos.

Un acto de concienciación existencial sobre cómo équidos y humanos, sin excepción, oscilamos entre los estados de domesticación y libertad ilusoria.

En este contexto, como si de un brillo de esperanza se tratara, entra en juego una fotografía de formas simples, binomios y simetrías en las que équidos y humanas se mezclan, consiguiendo plasmar visualmente sentimientos, sensaciones, texturas, y sobre todo, una manera de entender el mundo.