JOSÉ MOÑÚ | MOÑÚ LUEGO EXISTO

De discurso original y estilo inconfundible, Moñú nos habla a través de un mundo de colores que pinta sin pinceles. Moviendo el lienzo en infinitud de posiciones, Moñú deja que sean la gravedad y la pintura las que den vida a estos personajes aislados que son un reflejo de la soledad del individuo frente a la sociedad.

Y es que, siendo su tema principal el retrato, la obra de Moñú representa la crisis del tiempo, la falta de vida contemplativa y la hiperactividad de la actual sociedad del cansancio (Byung-Chul Han, 1959 Seúl), donde todo es apresurado y se ha perdido la capacidad de demorarse en algo. Sólo importa el consumo, de lo que sea. Los rostros se funden, desfigurados, por el flujo incesante de información. El tiempo se atomiza. No hay estabilidad. Todo es movimiento.