La obra conclusa detiene un tiempo preciso. El autor delimita el devenir de la pieza sellando momentos que quedan
atrapados en el espacio del lienzo. Finalmente, cuando el receptor contempla, libera de nuevo la esencia volátil del acto
creativo.
Nani Serrano nos abre sutiles ventanas a su proceso íntimo. Esta relación privada entre la creación y el artista queda
ante nuestros ojos expuesta, revelada en una obra al mismo tiempo inacabada y perfecta.
Gestos codificados explora la expresión figurativa ligando pieles y ángulos en cómputo sinérgico. Miscelánea que
declara la forma en su estado cristalino y orgánico.
La mano como emisor de un lenguaje perdido y oculto, misterioso y secreto. Destrezas de Quirón transformado en bella
centáuride. Mudrās que nacen del aire que exhala con fino tacto el metálico pincel de Serrano.
Brisa de una paleta dulce proyectada en un paisaje crema en el que la figura se desvanece.